A Rafael
Bebé.
Eres golondrina que nada
en la negrura de los ojos,
deslumbrando
la más sombría de las noches.
(Te guiño la mirada)
Agua que suspira
en un hálito de vida
por el que tus pies desnudos
pisarán ansiosos, hambrientos, famélicos.
Insaciables tus dedos,
anhelo de savia sin retorno,
luchando por respirar
contra todo pronóstico;
por reír
contra todo pronóstico;
por ser sinfonía en la sordera
contra todo pronóstico.
(Câlin, câlin, câlin o del arte de brindar sonrisas)
Bebé: eres destello.
Eres girasol que se enfrenta
al astro rey sin quemarse
un solo ápice de las pestañas.
Eres guía en la distancia
de tus pasos y mis aspiraciones.
Orador de los días cortos
y las carcajadas inagotables.
Bebé: eres paz
en un mundo de contiendas sin fin.
Z.
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