¿Te acuerdas madre mía cuando aún eras palabra
juvenil y yo era tu verbo más alegre,
cuando mi mayor gozo era que tú jugaras
a que te hacías niña y yo me hacía hombre?
¿Recuerdas que dejabas sin aceite tu lámpara
para que no se viera tu frente sin canciones
o inventabas la risa bebiéndote las lágrimas
guardando las espinas y dándote las flores?
Niña de largas trenzas y de pequeña infancia
que fuiste altar y fuego del hojar inefable
donde fui sacerdote de una misa diaria
que aún palpita en el aire cuando digo tu nombre,
vuelve a latir mis pulsos alzando en mi garganta
aquella melodía de tu canción de entonces
y otra vez nuestras voces se oirán por la casa
jugando, tú a ser niña, yo a dejar de ser hombre...
Josefina VERDE, "Madre", Azabache y Coral.
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