"Eran tus pies la playa y tengo alma de ola"
decía en un poema que escribió para mí.
Y fue su voz creando algas y caracolas
en mi mar, anunciando un encuentro feliz.
Pero nunca sus manos encontraron las mías.
Jamás nuestras miradas vieron la misma luz.
Mi pisada y la suya fueron siempre distintas.
Él su camino rojo, yo mi camino azul.
Y aquel amor sin tiempo, sin fechas ni esperanza
se apoderó del mundo que había entre los dos.
Ahora poseemos una victoria mágica:
No puede separarnos lo que no nos unió.
Era su voz la vida y estoy recién creada
por sus acentos. Siguen sus versos en mi ser.
Siempre estará mi nombre en su boca. En la mía
aún me queman los besos que un día le negué.
Josefina VERDE, "Alma de ola"
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