Huele la tierra a cantos
y a grana.
Huele a vientre de mujer
y a espera.
Huele a la hierba de
los ojos tempranos y
a la lucha del mar.
Me estás pidiendo que
te escriba.
Me llamas desde dentro
como un grito
-hacia dentro-
y es tu cuerpo de
calma, y de sol y
de música que llega
como la lluvia
a besarme.
Me está este cuerpo
de alba añorando
tu voz
y me levanta, y se me
encienden las manos
de ternura
hasta ti, para tocarte.
Entonces vuelvo a hundirme,
a buscar más caracolas,
a saltar como pez
hasta volverte a tocar.
Mónica VELASCO, "Huele la tierra a cantos..."
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