sábado, 3 de diciembre de 2011

Amor, si fueras aire y respirarte

Y si fueras, Amor, vino y beberte.
Si fueras sombra para no perderte.
O si fueras camino y caminarte.
... Amor, fueras cantar para cantarte.
Fueras hilo en mis manos y tejerte.
Que mi alimento fueras y comerte.
Si fueras tierra, Amor, para labrarte.
Si fueras para más que para amarte:
Amor, Amor, Amor, si fueras muerte.

Manuel José ARCE, "Amor, si fueras aire y respirarte"

viernes, 2 de diciembre de 2011

Brindis

Mala bestia el amor
Mariano Roldán

Pongamos por ejemplo
que hoy es jueves.
Que un sol de plomo
cae tras los cristales
y recuerdo
tu mano en día de lluvia.
Digamos que estoy sola
y te deseo
Que no hallo el escenario
donde acoplar tu imagen
con mi aliento.

Bebamos y brindemos
por la triste ironía
de estar vivos
y no poder amarnos.

María ROSAL, "Brindis"

Tú que sólo eres tú

Mi vicio, mi locura, mi alegría,
¡todavía muchacha!
Mi nunca suficientemente amada,
cámbiame los ojos si así quieres,
pónmelos de ira.
Es lo mismo. Me das la vida.

Gabriel CELAYA, "Tú que sólo eres tú"

La noche viene desnuda...

La noche viene desnuda:
senos de luna,
guantes morados.

Con los brazos en alto
ya la estoy esperando.
¡Qué cerca de mi oído
enmudecen sus labios!
¡Amor, amor!
La muerte
me está besando.

Gabriel CELAYA, "La noche viene desnuda..."

Apasionadamente

¡Y tanto, y tanto te amo
que mis palabras mueren
en un rumor de besos sin descanso!

¡Y tanto todavía que mis manos
no te hallan al tocarte!

¡Tanto y tan sin descanso,
que fluyo, y fluyo, y fluyo,
y es solamente llano!

Gabriel CELAYA, "Apasionadamente"

viernes, 28 de octubre de 2011

De Dédalo y sus pasiones secretas

Tú:
Candil de lujuria en el silencio añil del laberinto de tus labios.
Yo:
Dédalo, artesano de tus estremecimientos y arquitecto de tus anhelos.
_
No te muevas: te voy a cortar las alas, romper esquemas.

Z.



martes, 18 de octubre de 2011

Tenías un resplandor dentro de tus ojos...

Tenías dentro de tus ojos
un resplandor de los vientos
y en tu corazón una llama salvaje
que decías nunca iba a apagarse,
también dentro de tus ojos, un mar verde,
el enfurecido mar de nuestra isla,
recibiendo tempestades,
también en tu corazón una impetuosa primavera tropical
con una blanca paloma temblorosa
y una golondrinita de Dios que nunca viaja.
Tenías dentro de tus ojos los domingos,
como si tocara la campana de la iglesia blanca
en la ladera más alta del pueblo
y comenzaran los agricultores de la misa.
Y dentro de tu corazón, un amor puro
como la primera hora del amanecer,
como rocas secas
de nuestro desnudo campo.
Tenías dentro de tus ojos
un mundo entero, ahí
bailan nuestros sueños a la orilla del mar,
envueltos, algas saladas,
jóvenes arcángeles y muchachas etéreas
prenden luces cosmogónicas
y caminan en el fuego, brincan, chillan,
y cantan canciones claramente ancestrales:
Y los mares y las montañas,
y los mares y las montañas,
y los mares y las montañas un día...
¡Oh!, mi amor se consumió el corazón
de Hermes, cuyo corazón es la torre de la Muerte.
Tenías dentro de tu corazón
un mundo lleno de nuestros sueños,
allá beben y desvarían y blasfeman.
Los ebrios comienzan a degollar
miles de ovejas, miles de jóvenes besándose,
riéndose de Caronte con el rakí y la canción;
allá se ciñen los carros y ladrones se desvelan
¡Ay! Y de una cumbre a otra vuelan como águilas reales.
Tenías dentro de tus ojos
un resplandor del aire de la patria
y en tu corazón una llama salvaje
que decías no se iba a apagar nunca.

Diamkis MINÁS, "Tenías un resplandor dentro de tus ojos"

domingo, 2 de octubre de 2011

Tus manos

Tus manos,
no atraviesan
mi desnudez.

Hoy me visto
con mis lágrimas.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Tus manos", El silencio de las lilas.

Sueño de luna

Alquilaba lunas para mis poemas
y bastaron tus labios para todos los versos.

JOSÉ LUIS MOYA

Mientras este poema
besa tu boca con ternura,
mírame en la tristeza nocturna.

Y si enloquezco
aquí está tu nostalgia
silenciosa ante mí
como un chorro de estrellas.

Sobre mi piel.
sueño tus manos abandonadas

De sólo recordarte
con esta luna íntima
tiemblo y me enciendes.

Y la distancia
ni siquiera se atreve a negarte, amor.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Sueño de luna", El silencio de las lilas.

Sólo se puede morir por ti

Aquí tienes
mi corazón
a donde ir

y si no es bastante
aún te queda mi vida.

Sólo se puede
morir por ti.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Sólo se puede morir por ti", El silencio de las lilas.

Tristeza sucia

Escucha luna,
este poema
es el último poema que escribo.

Ya la muerte
me estrenó la boca
con un sol helado.

Ya estoy
sucia de tristeza
para siempre.

Ya todo el dolor es mío.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Tristeza sucia", El silencio de las lilas.

Silencio

Yo seré la nieve
recién segada
debajo de tu piel.

Te amo tanto,
no me dejes.

Yo seré la última oración
en tus ojos muertos.

Jamás estuve en otra parte,
sólo a veces,
por respirar,
descanso en el silencio.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Silencio", El silencio de las lilas.

Poema de otoño

A Víctor, mi hijo.


Escucho quebrarse
el otoño en la urdimbre
áspera e interminable
que lleva en sus
adentros la nostalgia.

Desolado,
deja posos
en la palidez de las hojas.

Y no existe nada
que roce el musgo
con más cansancio.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Poema de otoño", El silencio de las lilas.

Noche última íntima

Mi boca no goza
el sabor de las moras.

Me robaron la ternura.

Desnudaron la piel
Para no sentir los besos.

Todos los interrogantes
caben en mi herida.

No me perdono
este dolor, brutal,
en la sangre.

Ya no te amo.

Voy a la muerte,
No quiero morir más.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Noche última íntima", El silencio de las lilas.

Sola

La soledad
es una diadema de piedra
que oprime el alma.


Este silencio me pertenece.

Déjame sola, soledad.

En este dolor
que va creciendo.

En el recuerdo
que insiste
acorralándome.

En estos besos
que maldigo,
déjame sola.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Sola", El silencio de las lilas.

Confidencias

Empedrando la lluvia
con tu ausencia,
se resquebraja el silencio
de buscarte.

Tus manos no ocupan mi palidez.

En esta confidencia
se desvanece septiembre
con una fiebre de sollozos.

Y el amarillo besa con más dolor
esta ingratitud.
Esta melancolía
siempre supe que sería mi muerte.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Confidencias", El silencio de las lilas.

Hambre

Para esperar tus manos,
desmigajaré la eternidad
más allá del tiempo.

Duele estar contigo,
sin ti.

No sé qué hacer
para rozarte.

Salpicaré la luna
con este poema
para sentir tu piel de madrugada.

No sé a dónde huir
para sentirte,
dónde hacer un alto
y abandonarme,
y fallecer,
y apagarme
en el alimento maldito de tu boca
donde todo se acaba.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Hambre", El silencio de las lilas.

Todo el silencio

"El silencio
hace el amor con todo"

ALEJANDRA PIZARNI

En esta noche de lluvia,
daría todo el silencio
para escuchar tus pasos.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Todo el silencio", El silencio de las lilas.

Poema herido

Puede que ya no te ame,
pero mi nostalgia
deambula por tu ausencia.

Sueña rota y herida
que lo mejor para morir
es tu boca.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Poema herido", El silencio de las lilas.

La culpa

Perdóname el tiempo
vacío sin ti,
y la respiración
que antecede a tu aliento.

Si fuera posible nacer,
para morir de ti
y no tener final.

Dame la muerte
y la resurrección,
y me reconoceré
a mí misma.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "La culpa", El silencio de las lilas.

Una costumbre

Para hablarte sin palabras,
escribo poemas
sobre el ritmo de los días.

En un concierto de lluvias,
resbalan mis besos para ti.

De un soplo
están brotando flores en los cristales
y un puñado de cerezas de tu boca.

Para seguir viva,
contendré la respiración
hasta que me quieras.

No sé en qué rincón
abandonarme para quererte.

Es una vieja costumbre
no hay una lógica para amarte así.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Una costumbre", El silencio de las lilas.

Noche de rosas

Después del dolor,
el amor es un derecho.


Sabe a muerte mía
esta noche de rosas.

En estas manos de nieve
ya me faltas
y te palpo
en la imperfección del frío.

En este amor que te doy,
solamente pierdo la vida
infecunda, inútil
sin tu propia sangre.

Quiero asirme
a la cuerda de tu ausencia,
quiero arrojarme
en esta flecha amarga
de melancolía.

Ya siento la nada
enloqueciendo
sin tus brazos.

Ya viene sin ti la soledad,
infectando los pinos,
donde pasaba el amor
de tu mano a mi mano
emocionando el aire.

Por nombrarte,
vencida, tragará mi garganta
este vendaval de hojas.

Y mientras se incendia la luna,
con una escarcha violeta,
rozarás mis senos
cargados de otoño.

Entonces amor,
por sentirte,
esta noche,
me bastará la muerte en cada poro.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Noche de rosas", El silencio de las lilas.

Proximidad

Que tu silencio
me grite
en todas
las formas
posibles.

Que tu transparencia
me acaricie
para soñar.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Proximidad", El silencio de las lilas.

Iris

Ingrávida mañana
inquieta, imprecisa.

En el iris,
tu pupila inmóvil,
indecisa.

Herida de muerte,
tu boca con una idea fija.

Tus besos más apasionados
sobre un poema agonizan.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Iris", El silencio de las lilas.

Arpegio

Estos poemas tuyos,
llenan el lento transcurrir del tiempo.

Esta luna íntima tan voraz,
insoportable.

¡Este dolor...!

Tu ausencia es la única
evidencia que tengo.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Arpegio", El silencio de las lilas.

Caminos azules

Calles gastadas de tristeza.
Penetrantes hebras de melancolía.
Espinos irascibles de la noche mortecina.

Las nubes de titano cabalgan la inmovilidad de los
tejados.

En mi fente un dardo de silencio y siemprevivas.

Descalzo la memoria en una esquina rota / de
desamparo.

Delirios de cristal y nieblas grises,
tumbándose a mi lado / relajan la cintura.

En un curso desesperado / la noche eterna invado
mi pelo.
Al borde / el abismo.

En mis pupilas / gotas de lluvia resbalan como lágrimas.

Mis pezones crueles / se encienden / íntegros de
relámpagos.

En el silencio morado / dibujo garabatos abstractos,
Libélulas amarillas.

Vuelvo conmigo y acabo / vértigos de fiebre / acordes
de Puccinni.

Y la noche fosforescente se pierde por caminos azules,
colgada de mi boca y mis dudas infinitas.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Caminos azules", El silencio de las lilas.

Brinca la memoria...

Brinca la memoria en un amuleto infantil
reflejándose en una táctica de canicas extraviadas
y bolitas de anís.

Mi ropita de festejo y catecismo
tibia de música y cine,
acaricia la niñez
dando cuerda al ferrocarril de lata.

El charol se pierde en la comba
con calcetines inmaculados, de puntillas
convidando a regaliz.

Cándida baila la peonza
erosionando el polvo
al amparo de un paréntesis.

En mis manos infantiles,
todo el olor del campo.

Mientras galopan cuentos
en el regazo eterno
de mi madre.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Brinca la memoria...", El silencio de las lilas.

Sabores de infancia

"Quiero mirar el mundo
con los ojos de un niño"

MARTÍN GARZO

A mi madre.

Con un gusto de nostalgia
se recomponen el recuerdo
de mañanas en un patio blanco,
con sabor a galletas
y una caricia de limones.

El viento lleno de besos
juega en las ramas
hinchando las mimosas.

Ensartando en mis manos
un rosario de ternura,
trepa por los dedos
una mariquita de siete corazones negros.

El sol indócil,
pasea por un azul puro,
improvisando en la lona
caza mariposas.

Excuso mi ignorancia algebraica,
y a la sombra de emparrado.
abandono la desgana escolar
haciendo la revolución con las tizas y las uvas.

Sueña el brocal del pozo
coronando la hiedra
acunando la siesta.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Sabores de infancia", El silencio de las lilas.

Poema del aire

Cuando me llames,
de bálsamos crepitará
el aire en mis dedos
heridos de rosas.

Sólo por mirarme,
despacio,
destrenzaré mi pelo
sobre cualquier amanecer.

Y si me amaras
de mis pechos desnudos
brotará un poema de aire
y unas gotas de luna.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Poema del aire", El silencio de las lilas.

Sal saladita

Siente en mí
la vida, ven...
ahora que en los ojos
me reptan solsticios de lava,
ahora que en el vértigo
de los labios me escurren
todos los vinos. Ven.
Recorre el acantilado,
el abandono de mis ingles,
ahora que la noche fértil
me cruje entre las piernas
agitando panales enteros,
ahora que en la piel
me gotea y me sabe
más fresca la luna,
es necesario que mastiques la sal
y esta lluvia de vainilla que extraje de los pechos.
Ahora que mi cuerpo desnudo
es un cereal con brote de mimosas...
ahora que llevo en la boca
el sabor de las ciruelas...
es necesario que anegues el foso,
es necesario que succiones esta alquimia
verdadera y terrible,
amor mío.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Sal saladita", El silencio de las lilas.

Los cactus de nadie

Los colibríes
esparcen en los senos
la última rosa.

Y tú paseas
por el corazón
clantestinamente
con un tacto de frutas.

Aquí, donde
los arlequines
se remansan,
me desnudo
sobre los cactus de nadie.

Aquí, sobre
los granados intangibles
una luna púrpura
me besa las manos.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Los cactus de nadie", El silencio de las lilas.

El blues del deseo

Por los ojos
pasa todo el deseo.

Con las manos
me besas
el relieve
de la boca.

Hay mariposas de luz
que suben
por la espalda
sin rozar la piel,
despacio, lentas...
hasta la nuca.

Olvido respirar.

Sobre un pedazo de escarcha
me calcinas.

Tu aliento
se hace escama
en los pechos.

No sé ni donde
estamos.

En este preciso instante
nos dejamos morir
tan vivos
sumergidos en una playa.

La sal.
La gruta.
Los besos...
y el grito de las cuatro lunas.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "El blues del deseo", El silencio de las lilas.

La vigilia de Venus

Todo te espera.


Amenázame con amarme,
cóseme al tiempo
que no me has tenido.

Quiera Dios que regreses
preciso a mi vientre
irreconocible de esperarte ya,
insoportable.

No sé por qué
revientas el zumo
de las jícaras y los pechos.

Ebrio de besos
bosteza en los peces de colores
que habitan mi charco.

Anticipa el vaho de pecado
más allá de la saliva.

Puedes morir en la boca
sacudiéndote desesperadamente
en un alud de rosas.

Funde tu melancolía
a mi sonata,
de jugos y sustancias
con sabor a manzanas.

Traga a bocados
el mosaico de perfume y tierra,
la carne exigua de mi gruta.
Y mi estremecimiento,
úngelo en un óleo amarillo.

Átame inesperadamente
a un nudo de fruta fresca.
haz de mi un dardo de papel desnudo y
tápame la boca con papiros fríos

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "La vigilia de Venus", El silencio de las lilas.

Salamanca otoñal

Llueve. Llueve mansamente sobre el otoño
y sus fachadas. La ciudad dorada se derrite
entre los charcos, y las torres, compactas
como coágulos terrosos, asemejan doblegar
al cielo con sus fustes de piedra centenaria.

Salamanca es la más bella ciudad en el otoño.
Todo en ella respira fervor, y una paz autista
se apodera de sus calles cuando llueve.

Una iglesia campanea y llama a misa.
Desde su atalaya el silencio se trocea
en armónicos de bronce vegetal,
y una procesión mutilada y siseante penetra
entre sus muros entumecidos de tiempo.

Es terriblemente hermosa esta ciudad de ascuas
y torres encendidas bajo las crines locas del otoño,
cuando el viento húmedo hace desmayar y aja
la transparencia palpitante de sus fuegos.
Cuando el cielo astilla la claridad ebria
de su tarde, con inclinadas agujas que acarician
y fragmentan las aceras de brillos y cristales,
como una salmodia de sosiego bautismal.

Tras la ventana, el asfalto se salpica de paraguas,
de lentas pisadas que acompañan la cadencia
plácida del día, el invicto desamparo de sus luces
como fanales despintados bajo el agua.

-En cada puerta clausurada, se intuye el gorgoteo
furioso de la vida, arropada de humedad-

Esta ciudad añeja y peregrina, con su lujuriosa
sucesión de estrellas, brisas y manantiales,
como una cuchillada líquida en la retina,
duele de tanta hermosura en el otoño.

Asunción ESCRIBANO, "Certeza", La disolución.

Silencio

Pero, sobre todo, dejadme con la luz blanca,
que es la que abrasa y derrota a los hombres heridos,
a los días tensos, a las ideas como cuchillos.

ANTONIO COLINAS

Sin poder hablarte,
sin saber qué decirte,
me sitúo en tu memoria,
en el centro de tu vida,
al lado de tu isla abandonada,
en el alba de una página sin fecha.
Para reconocerme en ti,
luz hiriente.
Semilla del espacio en blanco.
Silencio del candor confuso
y primero de la vida.

Asunción ESCRIBANO, "Silencio", La disolución.

Ciudad sin nombre

La luna cabrillea en los charcos
sucios de la noche. Araña
el cáliz de miedo y de silencio.

La ciudad no tiene nombre.

Se lo prestan tus pisadas
a mi lado.

Asunción ESCRIBANO, "Ciudad sin nombre", La disolución.

Habitaré tu nombre

Ma il mio mistero è chiuso in me,
il nome mio nessun saprà!
No, no, sula tua bocca lo dirò,
quando la luce splenderà!

Turandot, de PUCCINI

Habitaré tu nombre cuando la arena que me hace
se diluya en la respiración del tiempo.
Viviré en el hueco abierto de tus manos,
como llaga o como chispa luminosa.
Habitaré en el suave tacto del otoño,
con su crepitar acético,
escurriéndose amarillo en su cadencia.
Poblaré tu nombre de preguntas, de latidos
y de llantos enhebrados hacia dentro
como una gabilla prisionera de plegarias.
Habitaré en la mirada sin respuesta,
en el cristal herido,
en la ceniza que me horma,
en el fuego que reclama su quietud,
y en el pasmo enamorado ante las formas
recortadas en el aire, como estampas frágiles,
sostenidas con temblor en su coraza.
Me acogeré en la risa que desgranas
como escarcha en la penumbra,
como esquila húmeda.
Me engarzaré en tu nombre lancinante,
como un látigo de fuego,
cuando todo asfixie
y el planeta ya no pueda habitar,
cuando los senderos infinitos se silencien
con el andar impreciso del espanto.
Habitaré tu nombre que me quema
en la desolación del mundo y su pesar,
como una garra o como una paloma breve
que me salva en el impulso de su vuelo,
hasta la consagración absoluta de la dicha.

Asunción ESCRIBANO, "Habitaré tu nombre", La disolución.

Rúbrica

Escribo estos versos mientras arden.

JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS.

Todo lo que no es fuego es anestesia.

JUAN ANTONIO GONZÁLEZ IGLESIAS.

No pude sujetar tu nombre
con mis manos.
Y fue resbalando tu huella
rusiente entre las horas.
Calcinándome la vida.

Asunción ESCRIBANO, "Rúbrica", La disolución.

La poesía es...

La poesía es dar nombre a las cosas: el nombre
nuevo por el que serán, en adelante, conocidas.
Es descubrir el nombre verdadero, tapado por
los nombres falsos que ostentaban.

JOSÉ HIERRO

En el principio

En el principio
-antes del espacio tiempo-
era la Palabra.
Todo lo que es pues es verdad.
Poema.
Las cosas existen en forma de palabra.

Ernesto CARDENAL

Certeza

Y yo era un gran sol de luz que respiraba.

ANTONIO COLINAS

Respirar aire, respirar tiempo,
respirar luz,
es el único sentido del presente.
Todo es igual a uno.
Todo es ahora.
Y sólo una certeza:
Por amor ser.

Asunción ESCRIBANO, "Certeza", La disolución.

Distancia

Ponte en tu sitio. Y espiera. Sí, espérate. Es el día
radiante, tras la noche -cielo sin cielo- oscura.

JOSÉ DOMENCHINA

Es la memoria de una herida
la que me empuja a respirar
sonámbula en la fractura de las horas.

Desterrada del acontecer marchito,
todo fatiga y duele.

Llevo la cicatriz de luz
que me hace suya
como un símbolo perdido
en la mirada.

¿Cuánto espacio veré avanzar
hasta llegar al encuentro presentido?

Asunción ESCRIBANO, "Distancia", La disolución.

Sólo tú y tus ojos

Un infinito cabe en la luz de un segundo.

DÁMASO ALONSO

Tus ojos, como bengalas de incendios blancos
sobre mis días.
Sólo tú y el universo quieto
queriendo fragmentarse en torno mío.

Quedarme quieta y acurrucada en el útero del tiempo,
hasta que pase el acerbo dolor de tu mirada.
Luego derramarme en las tardes amarillas
del otoño frágil, alta como la claridad más alta,
breve como un destello agonizante de septiembre.

Y sólo tú en la niebra disgregada del presente.

Asunción ESCRIBANO, "Sólo tú y tus ojos", La disolución.

Separación

Fue el exilio de ti
quien me dio nombre.

JENARO TALENS

Entre tú y yo
sólo la transparencia líquida del cristal más frágil.
Cuántos inviernos perdidos.
La quemadura del mundo de mis ojos
llevaba tatuado tu rostro sin tiempo.

Asunción ESCRIBANO, "Separación", La disolución.

Cuando llega la noche

Esta noche de aguijones encendidos en mis ojos,
de coágulos helados sobre el tapiz oscuro del viento,
quédate a mi lado.
Guíame por la geografía alfombrada de tu tacto,
para navegar juntos el miedo como peces indigentes
de caricias.

No me dejes morir sola en el engarce infinito de
las horas.

Asunción ESCRIBANO, "Cuando llega la noche", La disolución.

Hablo del dolor

Tacho la infancia. Paso a limpio el miedo.

JUAN VICENTE PIQUERAS

Hablo del miedo de una niña
ante el eclipse angustiado de la noche,
crispada su sonrisa,
sin acertar a palpar la luz.

El balancín del tiempo
acunaba sus primeros
gestos doloridos.

Hablo de su infancia en sombras,
reflujo de los años más hermosos,
necrosado su derecho a la alegría.

¿Cómo responder a su mirada
después de realizar la autopsia
a su tristeza?

¿Cómo decirle que esa negrura honda
era el germen de una luz presente
que llena las paredes de mis días?

Pero ella es pequeña y no lo entiende.
Sólo se refugia en su muñeca.

Y lloro, desde la atalaya del fulgor
por la niña que yo fui,
que sembró con su dolor mi nacimiento.
A ella le debo la vida.

Aunque todavía hay días que
en la noche me asusto por la niebla
de la que tanto tardará en salir.

Y la miro acurrucada y me duele
el infinito espacio que nos separa.
El infinito tiempo que tendrá
que recorrer hasta llegar a mí.

Asunción ESCRIBANO, "Hablo del dolor", La disolución.

Sobre la transparencia

Toda esta transparencia, esta inmutable
y clara y lenta forma de morir.

ANTONIO CABRERA

Abre los ojos al vuelo de la tarde,
al cálido fragor de la penumbra.
El aire tiene rima de ceniza.
En tu piel escuece el vértigo del tiempo
que carcome la ternura de los días.
Filtra la lentitud del rito entre tus labios,
y bautiza la rosa como herida:
fulgor de sangre o amapola.
Quizá dejes de ser preñez cansada de minutos,
pero nunca desbandada de sonrisas
en el eco transparente de tu dicha.

Asunción ESCRIBANO, "Sobre la transparencia", La disolución.

Cuando...

Cuando nos asomamos más allá de los sentidos,
experimentamos la angustia de ser mudos.

Ramón Mª del VALLE INCLÁN.

Poética enhebrada

Primero habrá una disolución de la materia,
un dejarse licuar la carne en la mirada.
-Sólo así hay presente y hay poesía-
Un engaste del tiempo
en las fibras ópticas del ser.
Romper con la arbitrariedad
de los límites precisos y aceptados,
para contemplar la auténtica verdad
que respira en el fondo de las cosas.

Detrás sólo existe el todo.
Una certeza de identidad en la luz
que fusiona bordes y canales fragmentados.

-El poeta es el hombre que cabalga el tiempo
con el corazón abrasado de paisajes
heridos por el abandono del origen-

Es necesario romper con lo sabido
para volver a conocer el tiempo
de la curvatura que todo lo unifica.

Después habrá que construir con la palabra
la medida del corazón, para que las horas
y el mundo no sean tan sólo ceniza.
Nombrar la realidad será darle nueva vida
con una palabra templada de lumbre y sangre
que abrase el desgaste cotidiano del hablar.

- No palabra moneda ni vocablo de fuerza,
sino dardo hermoso que arranque
fuego al viejo símbolo-

Regalar al hombre un nuevo sacramento
que contenga abismo y silencio entre sus trazos.
Las dos orillas en que se debate la existencia.

Asunción ESCRIBANO, "Poética enhebrada", La disolución.

Tal vez

Tal vez haya empezado al fin la lejanía...

Tal vez la lejanía esté tan cerca
que toda la razón de ser no sea
más que viejas distancias en potencia.

Tal vez el tiempo esté ya tan distante
que no soy yo quien hace este poema.

Josefina VERDE, "Tal vez", Azabache y Coral.

Sara Elena está enfada conmigo...

Sara Elena está enfada conmigo y hace como que no llora junto al sillón donde yo simulo leer una revista. Repentinamente se agacha y recogiendo del suelo unas migajas de galleta que dejó caer unos minutos antes, me las oferece sin transición, sonriendo ampliamente. Los verdosos ojitos llenos de luz y los desbordados dientecillos explosionando su sonrisa, anegan de gloria el atardecer salmantino. Cuando, tras unos segundos parpadeo perpleja bebiendo la extraña mezcla de los ojos dorados y del oro de la ventana y regreso a la niña, la veo ocupadísima sacando libros y más libros, cuantos libros pueden abarcar sus deditos de rosa y vaciando en unos minutos la estantería baja de la biblioteca y sembrando de despanzurrados tomitos de poesía el suelo y mi sillón de lectora.

Me inclino para coger su grácil cintura entre mis manos pero rapidísimos, sus quince mesecitos han sentido un nuevo impulso de curiosidad y está ya con las dos manos metidas en el cenicero y espolvoreando las sembradas páginas con la ceniza que llena sus dedos, dirigidos ahora a la boquita abierta para probar dos o tres colillas que dejaron sus padres en el utilitario recipiente. Llego a tiempo para impedirlo, pero mientras limpio a la niña con mi pañuelo, ella inesperadamente me quita las gafas y las arroja divertidísima al suelo. La alfombra parece decididamente salvarme de la catástrofe mitigando el golpe, pero ara, más rápida que yo, vuelve a catapultar mis lentes contra la mesa y se rompe uno de los cristales. Mis ojos miopes deben reflejar tal asombro ante aquella rapidez de reflejos, que la niña palmotea risueña con la más explosiva de sus sonrisas y el más luminoso rayo de alegría en los ojitos... ¡Victoria! Ha logrado en dos minutos lo que yo no había conseguido en tres años.

Una razón para comprarme gafas nuevas.

Josefina VERDE, "Sara Elena está enfada conmigo...", Azabache y Coral.

Unos y otros

Cada tallo de espinas
guarda una rosa.
Uno siente el pinchazo
y otro el aroma.

Por eso ocurre
que mientras uno ríe
el otro llore.

Cada fracaso alcanza
alguna victoria.
Unos lo comprendieron
y otros lo ignoran.

Por eso siempre
mientras los unos ríen
los otros lloran.

Josefina VERDE, "Unos y otros", Azabache y Coral.

Ronda...

En una noche de ronda
oí la muerte pasar
y creí que era una sombra...

Y no era una sombra más
porque después de la aurora
aumentó la oscuridad.

Como se llevó la rosa
que sufría en el rosal
alguien la llamó piadosa.

Yo la llamé, soledad...

Josefina VERDE, "Ronda...", Azabache y Coral.

Madre

¿Te acuerdas madre mía cuando aún eras palabra
juvenil y yo era tu verbo más alegre,
cuando mi mayor gozo era que tú jugaras
a que te hacías niña y yo me hacía hombre?

¿Recuerdas que dejabas sin aceite tu lámpara
para que no se viera tu frente sin canciones
o inventabas la risa bebiéndote las lágrimas
guardando las espinas y dándote las flores?

Niña de largas trenzas y de pequeña infancia
que fuiste altar y fuego del hojar inefable
donde fui sacerdote de una misa diaria
que aún palpita en el aire cuando digo tu nombre,

vuelve a latir mis pulsos alzando en mi garganta
aquella melodía de tu canción de entonces
y otra vez nuestras voces se oirán por la casa
jugando, tú a ser niña, yo a dejar de ser hombre...

Josefina VERDE, "Madre", Azabache y Coral.

Lienzo

No puedo recordar dónde bordé unas rosas,
sólo sé que eran bellas y que abrían sus pétalos
según iba la aguja construyendo sus hojas
con el fino realce hecho ruta en mis manos.

Y aquel verlas naciendo en mágico sosiego
y crecer lentamente bajo el hilo rosado,
encendía en mi frente un éxtasis de ensueño
sabiendo que se abrían al son de mi trabajo.

Eran dulces capullos de rosas. Y recuerdo
que dibujó mi madre el perfil de sus hojas
y yo las fui sembrando en el áspero lienzo
pero ya no sé ahora dónde bordé mis rosas...

Josefina VERDE, "Lienzo", Azabache y Coral.

Barroco

Desde la pequeña presencia dorada
que llena el vacío de mi soledad
con su voz de oro, el dios de la jaula
me regala un largo trino de cristal.

El ocaso enciende la tarde de rojo.
Por el escenario azul del ventanal
se asoman las torres lejanas, que otoño
viste de nostalgia sobre la ciudad.

La negra cancela del jardín, dormido
en brazos del viento, se oye chirriar.
Miro hacia la puerta. Alguien ha venido.
Me levanto. Debo dejar de soñar.

Josefina VERDE, "Barroco", Azabache y Coral.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Mar

Ruge el mar embravecido,
arde su espuma,
deposita a mis pies
el oleaje que brama:
calcinada pasión
que se extringue y refluye.

Maritza LÓPEZ-LASSO, "Mar"

El río que suena, que sueña

Las aguas tranquilas
transparentes
viajan hacia el Azul
del Gran Océano
Como avecillas gorjean
sus piedras, sus laderas
El otoño recién llegado
se deja caer sobre los ojos
Mi corazón sediento sueña
con las aguas del arroyo
pero mi espíritu perdido
no puede callar la angustia
de su lecho.

Elicura CHUIHUAILAF, "El río que suena, que sueña"

En el sueño del sol

En una flor tocas la luz, me dice
Los pajarillos caminan en el aire
llamando el alba con sus cantos
Se agitan los peces en el agua
cristalina
y el aroma abraza al sabor
que habita
debajo de la piel de los frutos
que amas
Conversas con las plantas
y con las piedras
Sueñas y tu corazón se agita
mientras su espíritu maravillado
sube hasta lo más alto del Mundo

¿Recuerdas que el alma
de la angustia
vaga en los acantilados
del anochecer?
Cada mañana entoncesno hables
de la muerte:
¡Vuela!, da un grito de alegría.

Elicura CHUIHUAILAF, "En el sueño del sol"

En el sueño de mis abuelos

Si pasas por la vida
y no cultivas el jardín
de la amistad:
Pasas en vano.

Elicura CHUIHUAILAF, "En el sueño de mis abuelos"

Trutruka

Serpiente ahora en círculo
En los labios de mi alma:
aún respiras.

Elicura CHUIHUAILAF, "Trutruka*"


* Instrumento musical.

Faja ceremonial

Te regalo este abrazo de flores
que desde ahora rodea tu cintura
Lo he labrado con lo más fresco
de mis pensamientos
Con el inmenso amor
que otras tal vez querrían
De mí/de ti depende
que reluzca
Que no se extinga su brillo
Su lenguaje.

Elicura CHUIHUAILAF, "Faja ceremonial"

Niña azul

Estás lejos. Y eres la visión la sombra
que veo como a las ramas de un árbol
en una noche de invierno
Los treiles me están diciendo
que vuelves
Espero, mientras respiro el olor de la vela
recién apagada

Si vienes, me digo
te ofreceré, al salir el Sol, mis cantos
y mis Sueños
te daré un vestido hermoso
recogeré para ti flores de las que crecen
junto al agua

Pero eres la visión la sombra. Y estoy solo
Los treiles se van perseguidos por granizos
en vano las ramas del árbol intentan
espantar al invierno
Y en mi garganta se quedaron las Palabras
que nunca te dije.

Elicura CHUIHUAILAF, "Niña Azul"

La llave que nadie ha perdido

La poesía no sirve para nada
me dicen
Y en bosuqe los árboles
se acarician
con sus raíces azules
y agitan sus ramas el aire
saludando con pájaros
la Cruz del Sur*
La poesía es el hondo susurro
de los asesinados
el rumor de hojas en el otoño
la tristeza por el muchacho
que conserva la lengua
pero ha perdido el alma
La poesía, la poesía, es un gesto
un sueño, el paisaje
tus ojos y mis ojos muchacha
oídos corazón, la misma música

Y no digo más, porque nadie
encontrará
la llavie que nadie ha perdido
Y poesía es el canto de mis
Antepasados
el día de invierno que arde
y apaga
esta melancolía tan personal.

Elicura CHUIHUAILAF, "La llave que nadie ha perdido"


* En la visión de mundo mapuche la Cruz del Sur corresponda al Rastro de un Avestruz Azul.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Amándote

Camino el silencio, amándote.
Sembrando las nubes de caricias
me acompañas.

Al rozarte, arde en mis manos la ternura.

En tus pies descalzos
se ha despertado el amanecer,
las palomas en mis poemas.

Amándote, sin sentir nada más,
te he llamado tantas veces desde dentro,
con la boca llena de besos
y de estrellas.

Muere la tarde sin ti.

En la arboleda
de hojas amarillas,
cierro los ojos...

Te sueño...

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "Amándote", El silencio de las lilas.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Ajeno existencialismo

Largo se le hace el día a quien no ama
y él lo sabe. Y él oye ese tañido
corto y duro del cuerpo, su cascada
canción, siempre sonando a lejanía.
Cierra su puerta y queda bien cerrada;
sale y, por un momento, sus rodillas
se le van hacia el suelo. Pero el alba,
con peligrosa generosidad,
le refresca y le yergue. Está muy clara
su calle, y la pasea con pie oscuro,
y cojea en seguida porque anda
sólo con su fatiga. Y dice aire:
palabras muertas con su boca viva.
Prisionero por no querer, abraza
su propia soledad. Y está seguro,
más seguro que nadie porque nada
poseerá; y él bien sabe que nunca vivirá aquí, en la tierra. A quien no ama,
¿cómo podemos conocer o cómo
perdonar? Día largo y aún más larga
la noche. Mentirá al sacar la llave.
Entrará. Y nunca habitará su casa.

Claudio RODRÍGUEZ, "Ajeno existencialismo", Alianza y condena.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Todos los caminos llevan a ti

Todos los días hago un camino
de ida y vuelta a tus ojos.
A ti, siempre regreso.

"179", La noche de las lilas, José Luis Moya.


Todos los caminos llevan a ti.
Lo supe
sin necesidad de dejar
miguitas de pan
por el camino.
Sin mapas, ni GPS.
Sin brújulas que marquen tu nombre
en cada uno de sus vértices.
Tampoco fueron las señales de humo
las que me llevaron a tus pies desnudos.
Ni el caudal de un río
que va a desembocar
al mar violento, suave, de tu contorno.

Me dejo arrastrar,
surcando tu piel con sabor a sal,
por el deseo de ser lira en tus manos de Orfeo
y así poder susurrarte al oído
que no vuelvas la vista atrás.

Z., "Todos los caminos llevan a ti"

viernes, 16 de septiembre de 2011

15

¿En qué se parecen un cuervo y un escritorio?



El sombrerero loco, Alicia en el País de las Maravillas, Lewis Carroll.


Comienzo cada verso
con el único propósito
de llegar a ningún sitio.
Salir del abismo
del papel en blanco
al que me someten tus caricias
en noches calurosas de invierno.

Desear es llevar
el destino del mar dentro del cuerpo.*

Deseo ser pluma sin tinta
para obligar a mis palabras escondidas
a brotar de mis labios
sin permiso, con prisas, confundidas
con el olor a sábanas mojadas.
Que sea tu lengua poeta de respiración entrecortada
al contacto con la mía;
que sean nuestros versos trovadores,
juglares que canten a los cuatro vientos y a los cinco soles
que somos tintero,
papel,
pluma;
que somos palabras sin construir,
estrofas inacabadas;
que somos verso
y somos nada con olor a inmortalidad.

Z.


* Aurora LUQUE, "Carpe noctem", Carpe Amorem.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Mi libro de cantos dorados que quiero leer de cabo a rabo.
Mi pastel de aniversario que no necesita velas para estar iluminado.
Mi alcohol que embriaga sin náuseas ni mareo.
Mi mesa de carpintero para una especie inmaterial de carpintería.
Mi barco de placer siempre presto para hacerse a la mar.
Mi violín que se hace melodía en cuanto mi mano roza sus cuerdas.
Mi arma de precisión que no ensucia ninguna picadura de herrumbre.
Mi alba sobre los jardines verdes y sobre los montones de carbón.
Mi sendero de bosque siempre jalonado de guijarros blancos.
Mi fábula demasiado maravillosa para exigir el post-scriptum de una moraleja.
Mi castillo de múltiples torrecillas, desvanecido mientras su puente levadizo acaba apenas de bajarse.
Mi unidad, en la presencia y en la ausencia.
Mi alfabeto -de arcoiris a zodíaco- de viñetas pintadas en los tonos más ácidos y, también, más dulces.
Mi desgarradura y lo que la vuelve a coser.
Mi prueba del nueve.
Mi partida y mi todo.
Mi panacea.
Mi buena suerte.
Mi razón y mi sinrazón.
Mi frescor y mi fiebre.

Michel LEIRIS, "Tú"

domingo, 11 de septiembre de 2011

Arte poética

En un cielo ilegible he pintado mis ángeles
y es allí que combaten por mi alma,
y en la noche me llaman de uno y otro lado:
no en el día,
porque la luz les quita la palabra.

Pedro LASTRA, "Arte poética", Baladas de la memoria.

La otra versión

La otra versión es la que escribo en sueños,
una voz que la letra retiene
repitiéndola
como una línea de Robert Desnos:
tanto soñé contigo que pierdes tu realidad.

La otra versión eres tú, sigilosa,
cuando tus días pasan de largo a mi lado,
cuando el viento derrama
tu cabellera sobre mi memoria.

Pedro LASTRA, "La otra versión", Baladas de la memoria.

Teatro de invierno

Asumo una vez más mi papel en estas
representaciones invernales
y soy por un momento el entumecido Catulo
repitiendo sordamente sus versos
para información de los romanos
que no te conocieron como yo

Pedro LASTRA, "Teatro de invierno", Baladas de la memoria.

Para el coraje de vivir

Vuelvo sobre lo mismo, pienso con gran cuidado
en lo que no nos pasa todavía,
preparo tus recuerdos y los míos
antes que la memoria los juegue con cartas marcadas.

Pedro LASTRA, "Para el coraje de vivir", Baladas de la memoria.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Desnudo bajando otra escalera

El ojo tiembla el ojo parpadea
se obstina en retener
la presencia desnuda
que sube y baja por una escalera.
Del mundo entonces como una escalera
recorrida por ti:
ascensos y descensos
no desapariciones.

Pedro LASTRA, "Desnudo bajando otra escalera", Baladas de la memoria.

Parábola

Tu nombre es tan hermoso como el vuelo de un pájaro
que abandonando el dulce refugio de sus árboles
se perdiera en el mar lleno de alas
que le inventó la noche por amor

Pedro LASTRA, "Parábola", Baladas de la memoria.

Balada para una historia secreta

Miras por la ventana un paisaje de invierno
y la maligna lluvia te destruye
porque eres la ausencia.

Estabas y no eras,
hablabas y el silencio:
nunca eres más bella que cuando sé que eres
la que no está conmigo.
No encuentro en la memoria
un nombre que te deje a mi lado, un instante,
un nombre que me salve de verte así, creada
por la palabra ausencia.

Y por eso la lluvia, y por eso el silencio
y la fuga que eres, y el vacío y el vértigo
que eres
cuando la ausencia toma tu figura.

Pedro LASTRA, "Balada para una historia secreta", Baladas de la memoria.

Copla

Dolor de no ver juntos
lo que ves en tus sueños.

Pedro LASTRA, "Copla", Baladas de la memoria.

Meditación de Teseo

Si las islas que están ahí se unieran
por una vez, si el cielo
que tú miras pasar
fuera el mismo
por una vez,
si el Minotauro fuera por una vez el ángel
que tú llamas en sueños,
bastaría tu nombre y no habría palabras.

Pedro LASTRA, "Meditación de Teseo", Baladas de la memoria.

Reivindicación del astrolabio

El astrolabio ha caído en desuso
y hoy todos celebran la eficacia de los instrumentos
modernos.
Yo sostengo que se trata de un error lamentable
en el que los antiguos no cayeron jamás
(el sol era un pretexto).
Aunque no lo dijeran
no ignoraban
que el astrolabio mide la altura del amor,
de las estrellas
que su poder instala en el espacio.

Pedro LASTRA, "Reivindicación del astrolabio", Baladas de la memoria.

Nostradamus

El futuro no es lo que vendrá
(de eso sabemos más de lo que él mismo cree)
el futuro es la ausencia
que seremos tú y yo
la ausencia que ya somos
este vacío
que ahora mismo se empecina en nosotros.

Pedro LASTRA, "Nostradamus", Baladas de la memoria.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Bebé: eres paz...


A Rafael

Bebé.

Eres golondrina que nada
en la negrura de los ojos,
deslumbrando
la más sombría de las noches.

(Te guiño la mirada)

Agua que suspira
en un hálito de vida
por el que tus pies desnudos
pisarán ansiosos, hambrientos, famélicos.

Insaciables tus dedos,
anhelo de savia sin retorno,
luchando por respirar
contra todo pronóstico;
por reír
contra todo pronóstico;
por ser sinfonía en la sordera
contra todo pronóstico.

(Câlin, câlin, câlin o del arte de brindar sonrisas)

Bebé: eres destello.
Eres girasol que se enfrenta
al astro rey sin quemarse
un solo ápice de las pestañas.
Eres guía en la distancia
de tus pasos y mis aspiraciones.
Orador de los días cortos
y las carcajadas inagotables.

Bebé: eres paz
en un mundo de contiendas sin fin.


Z.







domingo, 21 de agosto de 2011

Los latidos estallan en mis labios...

Los latidos estallan en mis labios
que ya apenas murmuran:
come, death and welcome!
Sobre el ansia desértica
de tu carne de agraz arboladura
la luna se desmaya
cubriendo de pudor
descuartizados miembros,
que en la sangre recogen
el aullido cortante,
los amorosos restos de mi cuerpo.

Clara JANÉS, "Los latidos estallan en mis labios..."

Rêve

Cuando tenga su mechón de cabello
debajo de mi almohada
dormiré para siempre
no sea que este hechizo
tampoco surta efecto.

Clara JANÉS, "Rêve"

Terso cabello de seda negra...

Terso cabello de seda negra,
nunca el labio encarnado en mariposa
se posa sobre tan suave lienzo
ni encima de esa piel ardida
por los vientos.
En lo hondo del propio pozo
se pierde definitivo el beso,
y sólo en el mutismo y la distancia
se insinúa
el tacto de la mente
entre los cuerpos.

Clara JANÉS, "Terso cabello de seda negra..."

It was the nightingale

(It was the nightingale)

Se hizo de noche
y cuando me vi sola en medio de la calle
tuve miedo de regresar a casa.

Tuve miedo
de abrir la puerta a tientas,
de correr a sentarme a la mesa
frente a un poema tuyo
y sentirme culpable una vez más
de tanto exlusivismo.

Tuve miedo.
Y sobre todo
de aquel momento en que se cierra el libro
y se apaga la luz;
de sorprenderme amándote,
buscando tu cabeza entre mis brazos
en la oscuridad,
y buscando tu voz en checo
y sentirme morir...

Tuve miedo,
de modo que me eché a caminar calle abajo
por la orilla del vértigo,
acosada por la conciencia de mi sinrazón
que con calma insinuaba
la voluntad del olvido.

Pero yo sé
que no existe el olvido,
que se es o se deja de ser,
que amar es vivir
y vivir sin amar
es posponer cada día el final
bajo cualquier excusa.

Y al doblar esa esquina,
a pesar del amor,
tuve un miedo terrible
de que llegara el alba con sus alas de alondra.
Abandoné la marcha
y partí hacia mi casa corriendo por la acera,
llevándome las sombras.

Clara JANÉS, "It was the nightingale"

No lo comprendo, no...

No lo comprendo, no,
no lo comprendo.
Desde tan lejos
has arrancado
todo el perfume de las rosas
y me has metido dentro.

Clara JANÉS, "No lo comprendo, no..."

Me he despertado de pronto...

Me he despertado de pronto,
tú me estabas gritando enfurecido
destrozabas las noche,
rompías en pedazos la materia.
He comprendido entonces
tu obsesión
por las manos manchadas de sangre.
También yo mataría,
incluso a ti:
me haces soñar sin tregua,
no me dejas dormir.

Clara JANÉS, "Me he despertado de pronto..."

Quiero ver en tu labrado laberinto...

Quiero ver en tu labrado laberinto
sin hilo, paso a paso
y sin tus manos
mas con los pies descalzos.
Que tu tierra penetre así en mis plantas
como savia
y lleve hasta mis ojos
la visión que me ocultas
en la sombra dedálica
que nunca el ojo logrará desvelar.

Clara JANÉS, "Quiero ver en tu labrado laberinto..."

Me lo has escrito todo...

Me lo has escrito todo
sólo en esa palabra
temblorosa en el trazo
pero tan decidida
que de mí se apodera y me sacuda
para que por ti vele
desde el alma.

Clara JANÉS, "Me lo has escrito todo..."

Y todos los enigmas...

Y todos los enigmas
has escondido luego
en sencillos poemas.
Y tu silencio
se ha tornado arco iris
a pesar de las sombras.

Clara JANÉS, "Y todos los enigmas..."

Revuelta con el viento...

Revuelta con el viento
mi alma has arrastrado
hasta la orilla de tu alma.
Mas mi cabeza
anclada en ese cuerpo
se revela contra la distancia
y poseída asedia tu aislamiento.
Te busca fieramente en tus palabras
con los ojos heridos
en medio de un incendio.

Clara JANÉS, "Revuelta con el viento..."

No sé cómo podré enfrentarme...

No sé cómo podré enfrentarme
a los días futuros.
Me he dejado arrastrar como una hoja
por la tormenta embriagadora de tus versos
y he vuelto a la poesía.
He caído en la trampa tan temida.
La vida me es ajena.
De tal modo
esta insensata ocupación,
es oleaje fatídico nacido de tu mente,
se me lleva.

Clara JANÉS, "No sé cómo podré enfrentarme..."

Ya nada ahora

Largo es el arte; la vida en cambio corta
como un cuchillo.
Pero nada ya ahora

-ni siquiera la muerte, por su parte
inmensa-

podrá evitarlo:
exento, libre,

como la niebla que al romper el día
los hondos valles del invierno exhalan,

creciente en un espacio sin fronteras,

este amor ya sin mí te amará siempre.

Ángel GONZÁLEZ, "Ya nada ahora"

El rostro es el espejo del espejo

El espejo se contempla en mi rostro con desinterés frío,
seguro
de que él es él y yo su circunstancia.

Ángel GONZÁLEZ, "El rostro es el espejo del espejo"

Tal vez mejor así

Recuerda aún los adverbios temporales:

ahora, nunca, luego,
todavía, ya no...

Y repite, obstinado, alguno de ellos:
antes, después...

Solamente un olvido le atormenta:

después, antes... ¿de qué?

Ángel GONZÁLEZ, "Tal vez mejor así"

¿Sabes que un papel puede...?

¿Sabes que un papel puede cortar como una navaja?

Simple papel en blanco,
una carta no escrita

me hace hoy sangrar.

Ángel GONZÁLEZ, "¿Sabes que un papel puede...?"

Todo amor es efímero

Ninguna era tan bella como tú
durante aquel fugaz momento en que te amaba:
mi vida
entera.

Ángel GONZÁLEZ, "Todo amor es efímero"

Pétalo a pétalo...

Pétalo a pétalo, memorizó la rosa.

Pensó tanto en la rosa,
la aspiró tantas veces en su ensueño,
que cuando vio una rosa
verdadera
le dijo
desdeñoso,
volviéndole la espalda:

-mentirosa.

Ángel GONZÁLEZ, "pétalo a pétalo"

Apotegma

No hay otra solución:
si de verdad amas a Eurídice,
vete al infierno.
Y no regreses nunca.

Ángel GONZÁLEZ, "Apotegma"

A la poesía

Ya se dijeron las cosas más oscuras.
También las más brillantes.
Ya se enlazaron las palabras como
cabellos, seda y oro en una misma trenza
-adorno de tu espalda transparente-.
Ahora,
tan bella como estás,
recién peinada,
quiero tomar de ti lo que más amo.
Quiero tomarte
-aunque soy viejo y pobre-
no el oro ni la seda:
tan sólo el simple, el fresco, el puro
(apasionadamente), el perfumado,
el leve (airadamente), el suave pelo.
Y sacarte a las calles,
despeinada,
ondulando en el viento
-libre, suelto, a su aire-
tu cabello sombrío
como una larga y negra carcajada.

Ángel GONZÁLEZ, "A la poesía"

Poética nº4

Poesía eres tú,
dijo un poeta
-y esa vez era cierto-
mirando al Diccionario de la Lengua.

(Metapoesía)

Ángel GONZÁLEZ, "Poética nº4"

Contra-orden (poética por la que me pronuncio ciertos días)

Esto es un poema.

Aquí está permitido
fijar carteles,
tirar escombros, hacer aguas
y escribir frases como:

Marica el que lo lea,
Amo a IRma,
Muera el.. (silencio),
Arena gratis,
Asesinos,
etcétera.

Esto es un poema.
Mantén sucia la estrofa.
Escupe dentro.

Responsable la tarde que no acaba,
el tedio de este día,
la indeformable estolidez del tiempo.

Ángel GONZÁLEZ, "Contra-orden (poética por la que me pronuncio ciertos días)

Poética a la que intento a veces aplicarme

Escribir un poema: marcar la piel del agua.

Suavemente, los signos
se deforman, se agrandan,
expresan lo que quieren
la brisa, el sol, las nubes,
se distienden, se tensan, hasta
que el hombre que los mira
-adormecido el viento,
la luz alta-
o ve su propio rostro
o -transparencia pura, hondo
fracaso- no ve nada.

Ángel GONZÁLEZ, "Poética a la que intento a veces aplicarme"

Elegía pura

Aquí no pasa nada,
salvo el tiempo:
irrepetible
música que resuena,
ya extinguida,
en un corazón hueco, abandonado,
que alguien toma un momento,
escucha
y tira.

Ángel GONZÁLEZ, "Elegía pura"

A mano amada

A mano amada,
cuando la noche impone su costumbre de insomnio,
y convierte
cada minuto en el aniversario
de todos los sucedos de una vida;

allí,
en la esquina más negra del desamparo, donde
el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,

los recuerdos me asaltan.

Unos empuñan tu mirada verde,
otros
apoyan en mi espalda
el alma blanca de un lejano de sueño,
y con voz inaudible,
con implacables labios silenciosos,
¡el olvido o la vida!,
me reclaman.

Reconozco los rostros.
No hurto el cuerpo.

Cierro los ojos para ver más hondo,
y siento
que me apuñalan fría,
justamente,
con ese hierro viejo:
la memoria.

Ángel GONZÁLEZ, "A mano amada"

Quinteto enterramiento para cuerda en cementerio y piano rural

El primer violín canta
en lo alto del llanto
igual que un ruiseñor sobre un ciprés.
Como una mariposa,
la viola apenas viola
el reposo del aire.

Cruza el otro violín a ras del cello,
semejante a un lagarto
que entre dos manchas verdes
deja sólo el recuerdo de la luz de su cola.

Piano negro,
féretro entreabierto:
¿quién muere ahí?

Sobre los instrumentos,
los arcos
dibujan lentamente
la señal de la cruz
casi en silencio.

Pianista enlutado
que demoras los dedos
en una frase grave, lenta, honda:
todos
te acompañamos en el sentimiento.

Ángel GONZÁLEZ, "Quinteto enterramiento para cuerda en cementerio y piano rural"

Empleo de la nostalgia

Amo el campus
universitario,
sin cabras,
con muchachas
que pax
pacem
en latín,
que meriendan
pas pasa pan
con chocolate
en griego,
que saben lenguas vivas
y se dejan besar
en el crepúsculo
(también en las rodillas)
y usan
la coca cola como anticonceptivo.

Ah las flores marchitas de los libros de texto

finalizando el curso
deshojadas
cuando la primavera
se instala
en el culto jardín del rectorado
por manos todavía adolescentes
y roza con sus rosas
manchadas de bolígrafo y de tiza
el rostro ciego del poeta
transustanciándose en un olor agrio
a naranjas
Homero
o semen...
Todo eso será un día
materia de recuerdo y de nostalgia.
Volverá, terca, la memoria
una vez y otra vez a estos parajes,
lo mismo que una abeja
da vueltas al perfume
de una flor ya arrancada:

inútilmente.

Pero esa luz no se extinguirá nunca:
llamas que aún no consumen,
... ningún presentimiento
puede quebrar las risas
que iluminan
las rosas y los cuerpos
y cuando el llanto llegue
como un halo
los escombros
la descomposición
que los preserva entre las sombras
puros
no prevalecerán
serán más ruina
absortos en sí mismos
y sólo erguidos quedarán intactos
todavía más brillantes
ignorantes de sí
esos gestos de amor...
sin ver más nada.

Ángel GONZÁLEZ, "Empleo de la nostalgia"


Hoy

Hoy todo me conduce a su contrario:
el olor de la rosa me entierra en sus raíces,
el despertar me arroja a un sueño diferente,
existo, luego muero.

Todo sucede ahora en un orden estricto:
los alacranes comen en mis manos,
las palomas me muerden las entrañas,
los vientos más helados me encienden las mejillas.

Hoy es así mi vida.
Me alimento del hambre.
Odio a quien amo.

Cuando me duermo, un sol recién nacido
me mancha de amarillo los párpados por dentro.

Bajo su luz, cogidos de la mano,
tú y yo retrocedemos desandando los días
hasta que al fin logramos perdernos en la nada.

Ángel GONZÁLEZ, "Hoy"

Eso era amor

Le comenté:
-Me entusiasman tus ojos.

Y ella dijo:
-¿Te gustan solos o con rimel?

-Grandes,
respondí sin dudar.

Y también sin dudar
me los dejo en un plato y se fue a tientas.

Ángel GONZÁLEZ, "Eso era amor"

Canción para cantar una canción

Esa música...

Insiste, hace daño
en el alma.
Viene tal vez de un tiempo
remoto, de una época imposible
perdida para siempre.
Sobrepasa los límites
de la música. Tiene materia,
aroma, es como polvo de algo
indefinible, de un recuerdo
que nunca se ha vivido,
de una vaga esperanza irrealizable.

Se llama simplemente:
canción.

Pero no es sólo eso.

Es también la tristeza.

Ángel GONZÁLEZ, "Canción para cantar una canción"

Preámbulo a un silencio

Porque se tiene conciencia de la inutilidad de tantas
cosas
a veces uno se sienta tranquilamente a la sombra de un
árbol -en verano-
y se calla.

(¿Dije tranquilamente?: falso, falso:
uno se sienta inquieto haciendo extraños gestos,
pisoteando las hojas abatidas
por la furia de un otoño sombrío,
destrozando con los dedos el cartón inocente de una caja
de fósforos,
mordiendo injustamente las uñas de esos dedos,
escupiendo en los charcos invernales,
golpeando con el puño cerrado la piel rugosa de las casas
que permanecen indiferentes al paso de la primavera,
una primavera urbana que asoma con timidez los flecos
de sus cabellos verdes allá arriba,
detrás del zinc oscuro de los canalones,
levemente arraigada a la materia efímera de las tejas a
punto de ser polvo.)

Eso es cierto, tan cierto
como que tengo un nombre con alas celestiales,
arcangélico nombre que a nada corresponde:
Ángel
me dicen,
y yo me levanto
disciplinado y recto
con las alas mordidas
-quiero decir: las uñas-
y sonrío y me callo porque, en último extremo,
uno tiene conciencia
de la inutilidad de todas las palabras.

Ángel GONZÁLEZ, "Preámbulo a un silencio"

Mensaje a las estatuas

Vosotras, piedras
violentamente deformadas,
rotas
por el golpe preciso del cincel,
exhibiréis aún durante siglos
el último perfil que os dejaron:
senos inconmovibles a un suspiro,
firmes
pienas que desconocen la fatiga,
músculos
tensos
en su esfuerzo inútil,
cabelleras que el viento
no despeina,
ojos abiertos que la luz rechazan.
Pero
vuestra arrogancia
inmóvil, vuestra fría
belleza,
la desdeñora fe del inmutable
gesto, acabarán un día
El tiempo es más tenaz.
La tierra espera
por vosotras también.
En ella caeréis por vuestro peso,
seréis,
si no ceniza,
ruinas,
polvo, y vuestra
soñada eternidad será la nada.
Hacia la piedra regresaréis piedra,
indiferente mineral, hundido
escombro,
después de haber vivido el duro, ilustre,
solemne, victorioso, ecuestre sueño
de una gloria erigida a la memoria
de algo también disperso en el olvido.

Ángel GONZÁLEZ, "Mensaje a las estatuas"

Esperanza...

Esperanza,
araña negra del atardecer.
Te paras
no lejos de mi cuerpo
abandonado, andas
en torno a mí,
tejiendo, rápida,
inconsistentes hilos invisibles,
te acercas, obstinada,
y me acaricias casi con tu sombra
pesada
y leve a un tiempo.

Agazapada
bajo las piedras y las horas,
esperaste, paciente, la llegada
de esta tarde
en la que nada
es ya posible...
Mi corazón:
tu nido.
Muerde en él, esperanza.

Ángel GONZÁLEZ, "Esperanza..."

Milagro de la luz...

Milagro de la luz: la sombra nace,
choca en silencio contra las montañas,
se desploma sin peso sobre el suelo
desvelando a las hierbas delicadas.
Los eucaliptos dejan en la tierra
la temblorosa piel de su alargada
silueta, en la que vuelan fríos
pájaros que no cantan.
Una sombra más leve y más sencilla,
que nace de tus piernas, se adelanta
para anunciar el último, el más puro
milagro de la luz: tú contra el alba.

Ángel GONZÁLEZ, "Milagro de la luz..."

La lluvia

No; la lluvia no te moja:
te resbala.
Tienes la piel de aceite, amada mía.
Ungida con aceite, perfumada.

Todo lo ha traspasado de ternura
la lengua transparente de las aguas.
Un vapor dulce, como el aliento
de un buey, cálidamente exhalan
los árboles.
Gotas largas,
como alfileres líquidos,
brillan al primer sol de la mañana.

La lluvia que ha mojado tus cabellos
no ha mojado tu cuerpo ni tu cara.

Ángel GONZÁLEZ, "La lluvia"

Alga quisiera ser, alga enredada...

Alga quisiera ser, alga enredada,
en lo más suave de tu pantorrilla.
Soplo de brisa contra tu mejilla.
Arena leve bajo tu pisada.

Agua quisiera ser, agua salada
cuando corres desnuda hacia la orilla.
Sol recortando en sombra tu sencilla
silueta virgen de recién bañada.

Todo quisiera ser, indefinido,
en torno a ti: paisaje, luz, ambiente,
gaviota, cielo, nave, vela, viento...

Caracola que acercas a tu oído,
para poder reunir, tímidamente,
con el rumor del mar, mi sentimiento.

Ángel GONZÁLEZ, "Alga quisiera ser, alga enredada..."

Me falta una palabra...

Me falta una palabra, una palabra
sólo.
Un niño pide pan: yo pido menos.
Una palabra dadme, una sencilla
palabra que haga juego
con...
Qué torpes
mujeres sucias me interrumpen
con su lento
llorar...
Comprended: cualquiera de vosotros,
olvidada en sus bolsos, en su cuerpo,
puede tener esa palabra.
Cruza más gente rota, llegan miles
de muertos.
La necesito: ¿No veis
que sufro?
Casi la tenía ya y vino ese hombre
ceniciento.
Ahora...
¡Una vez más!
Así no puedo.

Ángel GONZÁLEZ, "Me falta una palabra..."

Te tuve...

Te tuve
cuando eras
dulce,
acariciado mundo.
Realidad casi nube,
¡cómo te me volaste de los brazos!

Ahora te siento nuevamente.
No por tu luz, sino por tu corteza,
percibo tu inequívoca
presencia.
... agrios perfiles, duros meridianos.
¡áspero mundo para mis dos manos!

Ángel GONZÁLEZ, "Te tuve..."

miércoles, 17 de agosto de 2011

Voz del mar

Saca el mar su voz escondida-
voz que penetra
en nuestro corazón, lo conmueve
y lo deleita.

Delicada canción que nos entona el mar,
canción que tres grandes poetas compusieron,
el sol, el aire y el cielo.
Con aquella su voz divina la entona
cuando sobre sus hombros el verano tiende
la calma como un manto.

Trae su melodía un mensaje de frescor
a nuestras almas. La juventud pasada
nos evoca sin tristeza ni añoranza.
En secreto nos hablan los amores que pasaron,
sensaciones olvidadas reviven
en el dulce respirar del oleaje.

Delicada canción que nos entona el mar,
canción que tres grandes poetas compusieron,
el sol, el aire y el cielo.
Y cuando contemplas su húmeda llanura,
cuando miras su verdor infinito,
su espacio tan próximo y lejano,
cuajado de amarillas flores que la luz siembra,
como un jardinero, te invade la alegría
y embriaga e invade tu corazón.
Si eres joven aún, por tus venas correrá
el anhelo del mar; hablará contigo
el oleaje enamorado empapando
tu amor con secreta fragancia.

Saca el mar su voz escondida-
voz que penetra
en nuestro corazón, lo conmueve
y lo deleita.

¿Es una canción o el lamento de los ahogados?-
el trágico lamento de los muertos,
que tienen por sudario la fría espuma,
y gimen por sus mujeres, por sus hijos,
por sus padres, por su hogar huérfano,
mientras el mar amargo los zarandea,

los arrastra hacia rocas y escollos afilados,
los enreda en las algas, los trae y los lleva,
agitándose como si estuvieran vivos,
con los ojos desmesuradamente abiertos
y con sus manos furiosamente crispadas
por su postrera agonía.

¿Es una canción o el lamento de los ahogados?-
el trágico lamento de los muertos
que implora un reposo cristiano.
Tumba que riegan los parientes con su llanto
y que cubren de flores manos queridas,
y donde el sol vierte su luz cálida y amable.

Tumba, a la que siempre guarda una cruz inmaculada,
adonde, en ocasiones, acude un sacerdote
a quemar incienso y decir una oración.
Una viuda que viene a recordar a su esposo,
o un hijo o incluso un amigo que a veces lo llora.
Recuerdan a quien murió, mientras el ama,
perdonada, reposa en paz.

Constantinos Petrou CAVAFY, "Voz del mar"

lunes, 15 de agosto de 2011

Huele la tierra a cantos...

Huele la tierra a cantos
y a grana.
Huele a vientre de mujer
y a espera.
Huele a la hierba de
los ojos tempranos y
a la lucha del mar.
Me estás pidiendo que
te escriba.
Me llamas desde dentro
como un grito
-hacia dentro-
y es tu cuerpo de
calma, y de sol y
de música que llega
como la lluvia
a besarme.
Me está este cuerpo
de alba añorando
tu voz
y me levanta, y se me
encienden las manos
de ternura
hasta ti, para tocarte.
Entonces vuelvo a hundirme,
a buscar más caracolas,
a saltar como pez
hasta volverte a tocar.

Mónica VELASCO, "Huele la tierra a cantos..."

Mujer

A Frida

Decid la esencia, cantad
la esencia femenina. Mujer.
Colores fuertes, ser contraste,
frutas en los labios y en los
pechos, senos maternales, jugos
de almíbar, caderas
de tango y arrabal, telas voluptuosas que insinúan más
que aciertan, verdades
en el alma.
Ser mujere huele a hermosura,
a cáliz. Es del mar
su fondo y la brisa
que levanta
certezas de sal
hacia la orilla.
Ser mujer es el pan
de los pueblos, la tierra
humedecida de trabajo y
esperanza, la siega y el viñedo,
la danza en las hogueras.
Ser mujer es supersticiosa
fe en los campos y
en el arte. Es creencia en
los dioses de las cosas.
Es palabra.
¡Genes del mundo que
me das el don
de velaros!
¡Felicidad de mi cuerpo
pequeño y hermoso
de esconderos!
Llevo mujeres y tesoros
en mi sangre como peces,
como aromas de vino
y azahar, tomillo, panales
y verdor.
Os llevo a todas como
al mundo, conmigo,
donde los pasos guiados por
la brisa y vientros frescos añoren
la calidez de mis besos; allá,
para el calor y la luz
seré en volandas, llevada.

Mónica VELASCO, "Mujer"

Dime si acaso entiendes...

Dime si acaso entiendes
el milagro de una ventana que
se abre para contarte
todos los secretos del mundo.
Cuéntame si sabes cómo
invade tu espíritu las cosas,
los lugares. Cómo regresas así
sin haberte ido nunca.
Recuérdame si sabes
cómo tus ojos de niño
miraban al amor y
háblame del Pont des Arts
y los pronombres:
toi et moi sobre los metros,
las plazas, los teléfonos.
Sobre los tejados era un hilo
mi mirada hasta Montmartre
y hasta tu almohada.
¡Qué dulce despertar en la
buhardilla de tu boca,
en el huitième quartier
de tu cuerpo!
Dime si entiendes el
milagro de los días.
Si el club-jazz fue un lugar
o un ojal donde esperarte.
Recuérdame si entonces
hacía frío o era tu risa la calidez.
Si era enero, abril, o un avión
que volvía
cargadito de ti, la tristeza
y mis maletas.
Si era abril o fue tu nombre
una poesía prometeica,
un encuentro fortuito,
una ficción de Borges.
Háblame de los versos,
del olor de la verbeine y
escríbeme de pronto algún
"te quiero", alguna carta
a media noche.
Nadie entiende el milagro
más que la nostalgia y
yo quisiera decirte,
besarte, esconderte dentro
para volver de pronto a
mirar sin conocernos -y
saber en cambio quiénes somos-
a preguntar de dónde eres
a averiguar si es entre tus dedos
cuando surge el Aleph.

Mónica VELASCO, "Dime si acaso entiendes..."

Madre

En tu cuerpo la aurora y
en tu voz la calma
del que espera.
Eres la mano quieta que
descubre las flores
sin tocarlas.
Naturaleza de ámbar y
de tierra.
De ti el nombre de las cosas
que te velan y te guardan,
-mujer coral-.
De ti el calor de los pechos,
-mujer tierra-.
El aire de frutas besa
tu lengua y respira
campos verdes de tu cuerpo.
¡Tú, plenitud de los días!
¡Tú, consuelo del tiempo que
devora tus pezones hasta
el amanecer,
como un amante!
Eres momento y alma ausente.
Festejo de la vida que
te tuvo más allá
del nacimiento.
Más allá se hicieron tus cabellos,
y tu cintura de vineto y
tus labios de crisálida
-Mujer interminable-.
Tus formas son eternas.

Mónica VELASCO, "Madre"

Abandonar la incertidumbre...

Abandonar la incertidumbre,
navegando quizás
en el doloroso afán
por agotarnos.
Profunda herida
la de esta memoria
perdida y prendida
en el olvido equívoco
de tus manos.
Será que aún
no habitamos
el atardecer de las palabras
ni la quietud
de sentir que no están lejos.

No se puede
guardar tu gesto y ausentarse.

Virginia SÁNCHEZ, "Abandonar la incertidumbre..."

Pudiéramos tal vez...

Pudiéramos tal vez
huir de esta ruina
y esta espera
que desdibuja la noche
como el fugaz resumen
de una historia no compartida.
Cómo no extrañarte
en el asombro inesperado
de tanta ternura.
Cómo no agotarme en ti
desde el amanecer lluvioso
en que te invoco.
Tal vez pudiera en otro tiempo
guardar la piel en tus labios
o acabar mi viaje
en el obstinado
hospedaje de tu boca.

Virginia SÁNCHEZ, "Pudiéramos tal vez..."

Terminó la noche...

Terminó la noche
como el mar en el verano,
con el temor
a no prenderse demasiado
y la certeza
de haber estado antes en tu espalda.

El incendio
de tu tarde adormecida
sostiene la promesa
de extrañarse.

Virginia SÁNCHEZ, "Terminó la noche..."

Terminó la noche...

Terminó la noche
como el mar en el verano,
con el temor
a no prenderse demasiado
y la certeza
de haber estado antes en tu espalda.

El incendio
de tu tarde adormecida
sostienda la promesa
de extrañarse.

Virginia SÁNCHEZ, "Terminó la noche..."

Sabré de tu inquietud...

Sabré de tu inquietud
en cada aljibe
y tal vez entonces abarque
la extensa calidez
de tus ciudades.
Quedará el sabor perdido
como un preludio
de notas viejas
que se abrochan a la piel.

Durará la risa
mucho más que nuestro olvido.

Virginia SÁNCHEZ, "Sabré de tu inquietud..."

Cuando alguien dice luna y se sonríe...

Cuando alguien dice luna y se sonríe,
que no crea que inventa la palabra,
que no se regodee en el latido
de la lengua creciéndole en la boca
como un cetáceo rojo y abisal.
Ella está afuera, es carne de su carne,
no habita ni se asienta entre nosotros,
se pertenece a sí, nada le incumbe
la vibración carnal de los fonemas.
Por más delicadeza en cada gesto,
el que asienta las cuerdas musicales
sobre el violín templado por el habla,
ella está arriba y no nos pertenece,
tampoco a cada niño que trastorna
su aprendizaje lento y laborioso
y descubre esas letras encendidas
contra la noche inmensa, dilatada.
El nombre es sólo un golpe de humedad,
un trazo de saliva y de calor
que empapa a quien se busca y reconoce
en el pulso de su animal varado.
Aun cuando no podamos mencionarla,
atónitos de pronto en la secuencia
del signo enmudecido y de su sombra,
aun cuando no sepamos escribir
las cuatro pequeñísimas partículas
del aire ennegrecido por la tinta,
ella es ajena a su propio relumbre,
al canto y floración de las mareas,
al nombre como un gesto del amor
con su escarcha de luz y su derrota.

MªÁngeles PÉREZ LÓPEZ, "Cuando alguien dice luna y se sonríe..."

Sino

Resbalaste por la palma de mi
vida, y tronchaste el nido blanco
que contuvo nuestras manos.

No supe modelarte el horizonte
para que de él hicieras un milagro.

Asunción ESCRIBANO, "Sino"

Mientras duermes

Una cuna en el aire
y el trigo arrullado.
Canta la noche su silencio
para que mis ojos se hagan nudo
con tu sombra.
Y borren de tus sueños
la ceniza.

Asunción ESCRIBANO, "Mientras duermes"

Eterno retorno

No ha parado la noche de exudar cansancio.
Todo está quieto en el brocal del mundo
que ilumina leve la luz de una farola.
Sostengo el silencio de mi respiración
como si fuese un pájaro que quiere alzar
el vuelo arrastrado por la nada
que circunda mi cuerpo frágil y su vida.
Extiendo los dos brazos para ver si puedo pulsar
la sutura de lo que no tiene extensión
y aún así se extiende hacia el abismo.
Y percibo lo curvo que es el tiempo
en un mar dilatado de vacío.
Recuerdo una cita de mi infancia:
"Lo que fue, eso será; lo que se hizo,
eso se hará; nada nuevo hay bajo el sol".
Pienso si la noche es diferente,
si avanza en línea recta y da cobijo
a aquello que redime,
o si insiste rítmica en el miedo,
gemido inseparable del enigma.
Miro a mi lado y te contemplo sometido
profundamente al sueño,
y tengo la impresión de no alcanzar la paz
que tiene tu rostro en este instante.
Cojo tu mano y acaricio mi vida en ella
-se toca la verdad en el silencio
con más convicción y mansedumbre
que en la forma donada a los sentidos-.
Y a pesar de renunciar a la certeza
de lo que avanza y espera en el futuro,
desearía ahora condenarme a repetir infi-
nitamente repetir el mismo gesto.

Asunción ESCRIBANO, "Eterno retorno"

Aquiles y la tortuga

Que todo se mueve parece una certeza.
Las ramas del alerce se cobijan
en la brisa cada tarde,
alientan en mi piel, vapor de arroyo,
y afirman la certidumbre en mis sentidos.
Zenón erigió el dilatado intervalo
hacia la nada, como prueba del instante.
Derivó de la dicotomía entre el permanecer
y el andar dividiendo en uno mismo
el propio miedo, la imposibilidad de avanzar.
Pero la semejanza entre la quietud
y el vértigo absoluto de vivir efímeros
tiene en tus ojos y tus manos, su evidencia.
Prolongas tus caricias, y tu tacto
me acerca a lo imposible de otro modo.
Me hace concebir lo perdurable,
más allá del espacio, en tu mirada,
que ahora custodia inmóvil a la mía,
y me dicta la sentencia de tu carne,
a la que el tiempo vencerá, sin duda alguna,
aunque ya ha dejado su herida sobre el tiempo.
La lógica es fugaz, igual que el mundo,
y el infinito en tu ser tiene el perfil
de las cosas que suceden y se marchan.
Sin embargo, ante la posibilidad de estar
eternamente quieta y sola y no morir,
y el aceptar que tiene fin aquello
que está vivo, y que yo amo,
resuelvo la paradoja entre tus brazos.

Asunción ESCRIBANO, "Aquiles y la tortuga"

La tempestad

Seguramente alguien, yo misma
iba con la asfixia del deseo, el tuyo
antes que el desaliento
aventara para siempre de tu piel de lava,
dejando la apatía en rima de tristeza.

Te busqué un nombre,
y con dos gotas de lilas,
te prendí la luna dentro.

Antes de que enfermaras, recuerdo
que en vísperas de lluvia,
un mar lento se perdía en la turbación de mis senos azules,
cubriéndose de peces.

En las inscrustaciones del ámbar, tus rizos,
inmarchitable corola de espliego.

Era tu cuerpo la perfección,
el camino absoluto en la alquimia de mi piel,
desde donde te erguías, como un anfibio hambriento,
como el delfín abatido que ordenaba la plata.

Luego seguías el rastro de mi hermosura
hasta la tempestad,
hasta el mismo vértice del aire,
y desaparecía en la niebla azul de mis marismas.

Exhausto,
a la deriva de ti mismo,
tragabas el mar en carne viva la infinitud.
Piras ardientes en racimos abstractos.

Te ahogabas en el trastorno de la placidez,
en irisaciones geométricas de mi ombligo de agua.
Derrotado, surcabas las calas celestes del frescor
en viboritas de espuma.

Delicada y transparente
se mostraba la dulzura en mis ojos
con arriates de granados.

Me mirabas y te extinguías.

A mí me pasaba la marea por dentro;
después, sacudía mi pelo hinchado del relente del que bebieran las
gaviotas.

Mi cuerpo era un arrecife de luz,
y el vientre me olía a sombra.

Así, despacio... serenamente,
como un regato dulce chorreando mar,
amainé en la hermosa tristeza de tu corazón náufrago.

Luego abrí el cofre de tus sueños
como quien rasga el mármol coralino de un océano de frío.
Y fui sirena, banco de aljibes.
fui la lentitud que se despeñara ardiendo por la ruta navegable de tu
espalda.

Mi boca era la única que tenía el mar;
atlántico de chilindros, fondo de moras del que bebieras.
¿Cómo vas a olvidarlo,
si cuando te besaba
del último jirón de la sangre
te colgaba un cesto de plancton y frutas?

El aire se hacía sal.

Yo te envenené de vida,
finalmente, de todo el amor que no tendrás.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "La tempestad"

El olvido

Cubrid con flores de luna,
a los que mueren de amor.

En el cementerio del olvido,
se ha detenido la luna
a enterrar mi cuerpo abandonado.

Mientras pasa sus ojos por mi tristeza,
una lágrima le vierte el corazón.

Con ornamentos de nieve,
cava una fosa de rosas y besos.

Un cielo amoratado, desvalido y polvoriento
se derrumba, aullando de dolor.
En la penumbra, se dobla la tierra,
y una oración de estrellas frías,
palidece en mis manos.

Maribel DOMÍNGUEZ REAL, "El olvido"

Poética (III)

Bajar al corazón de la palabra,
abrasarme en su núcleo de fuego,
convertirme
yo misma en llamarada
y volver al poema, transparente
como el perfil del cielo en primavera.

Mercedes MARCOS SÁNCHEZ, "Poética"

Escultura

Mármol la frente, la pupila, el labio
despectivo. La reflexión de mármol.
Ocupando los huecos de la idea
un vacío de ser desocupado.

¿Voltaire? Pudiera ser... Meditabundo
el gesto destruido de la piedra
con la risa sarcástica del mundo
nos regala del genio la evidencia.

Invocación al tacto. Sutilmente
descubre tu perfil mi mundo ciego.
Mi piel sobre tu carne. Es suficiente
la pupila increíble de mis dedos.

Desde que me acompaña tu escultura
converso con el mármol que arañaste.
Amigo mío, nunca
supe de charlas más interesantes.

Josefina VERDE, "Escultura"

viernes, 12 de agosto de 2011

Convulsión

El poema es convulsión.
El poema no es flor que se marchita.
Es dolor disecado.

Anastasis VISTONITIS.

Si me arrojas...

Si me arrojas
una lanza
se clavará en mí.
Toda mi fuerza
es ésta:
que no me la arrojes.

Giannis PATILIS.

viernes, 5 de agosto de 2011

Ceniza

Me miraste. Tus ojos oscuros y tranquilos.
Esa manera tuya de reírte
con cuánta seriedad.
Fuiste el nombre que tuvo mi nostalgia,
lo que nunca sería, lo más bello,
la muralla guardada por un puente
levadizo, la sombra y el milagro.
Ahora ya no tienes poder para turbarme,
y guardo sin embargo este profundo
temor ante tus ojos.
Porque son la ceniza de una hoguera
que puede chamuscarme todavía.

Rocío ARANA, "Ceniza", Pampaluna.

Nunca podrás decir...

Nunca podrás decir
que no te amaba;
mi mente ya incluía
desde el inicio
una oferta
de tumbas pareadas.

Eugenia PUERTAS HOLGADO, "Nunca podrás decir..."

Sería falso decir...

Sería falso decir que no me inspiras nada,
pero eso sí
ya no son más que seis segundos de tristeza.

Eugenia PUERTAS HOLGADO, "Sería falso decir...", Doce poetas cantan.

I y II de Poemas capitales

I

Por culpa de los meridianos
tú duermes
y yo meriendo,
tomas el sol
yo bostezo;
por culpa del mar Atlántico
entre nosotros
se ahogan los besos.

II

Contigo en Pensilvania
no es posible el acuerdo,
el mar
los meridianos
y tú siempre amándome
seis horas menos.

Eugenia PUERTAS HOLGADO, "I" y "II", Poemas capitales.

Un lunar...

Un lunar
en la comisura de los labios,
como un resto de chocolate
que arrancar
con un beso.

Eugenia PUERTAS HOLGADO, "Un lunar..."

Firme propósito de volver a ti

La huida del pez
me llevará a tu nombre
cuando no lo recuerde.
Te inventaré en la amnesia
de la piedra postresa
y me alimentaré
de los restos que dejaron
de ti las aves
en sus guerras floridas.
Tierra adentro buscaremos las aguas
más impuras, los trazos más deshechos
del pasado remoto,
involuntario apéndice del mundo
que vivimos y que,
a qué dudarlo,
alguna vez
recordaremos.

Rosario PÉREZ CABAÑA, "Firme propósito de volver a ti"

Vivo de ti

La primavera hunde
su cuchillo de luz sobre tus hombros.
se enreda en tu camisa
en tu pelo irreal y en tu silueta
prolongada en el viento.

Yo te deseo,
lejos,
en la misma distancia
donde alimenta hierbas el orgullo.

Pienso en pájaros,
vuelos,
arrebatados besos que arrancarnos
como anoche lo hicimos.

Tu piel estremecida
es un durazno azul
que alimenta y devora.

No sé medir el tiempo.
Te amo entero y todo,
ahora y busco
tu cuerpo y tu memoria
es una herida abierta en el costado.

Vivo de ti,
alumbras
toda la luz del mundo.

Vivo de ti,
oscureces
y todo se enajena.

Rocío HERNÁNDEZ TRIANO, "Vivo de ti"

En espera

Nada me salvará. Sigo sangrando
metáforas, mordiendo mis palabras
hasta ahogarme, fingiendo ser domingo
soleado, botella medio llena,
noche de carnaval, tarde de todos.

Nada me salvará y aún me resisto
a entregar, al silencio, mi rebelde
furia sin contención, mi sorda rabia,
mi tartamudo miedo... Grito al aire:

¡No somos hijos de una mañana libre!
¡No somos padres de una idea nueva!
Los primogénitos murieron. Grito
al aire: ¡No seré tu dios de plástico!

¿Acaso alguien me escucha tras su puerta
blindada? Tal vez tú, que no te asustas,
encuentres un camino que nos salve.
Tal vez tú, que no tienes puesto nombre.

Mi impaciencia descuelga las aristas
de la noche. No tardes en llegar.

Esther GARBONI, "En espera"

El amor en los tiempos de lluvia

Corren ríos menudos por la calle,
agua con torbellinos de hojas rotas.
Un arce japonés se levanta, temblando
una canción de gotas por sus ramas,
y me paro en la brisa para ver
el arcear del arce, la esencia de las cosas
mojadas y despiertas.
Un mismo amor recorre los caminos:
Es la lluvia de siempre, pero yo soy distinta.

Rocío ARANA, "El amor en los tiempos de lluvia"

S...

Llámame en octubre
así rondaremos crujientes
y amarillos
no me gusta el verano
todo azul sin porqué
en octubre me recuerdo cuando niña
se para el tiempo en ese mes
y así
inmóviles
nos serán más rentables los besos
los abrazos
más l - a - r - g - o - s
si me llamas ahora
no encuentro el modo de expresarlo
tu piel me saturaría
es tanto el salitre del estío...

llámame en octubre
porque la noche llega antes
y el amor lo agradece
serás mi esplendor

acaloradita entre tú y el otoño
apagado el sol
sólo tu luz
quizás
de tanto recordarme infantil
engendre ese hijo frutal
que quite a octubre su fama de nostálgico

ya el verano tiene sus adeptos
deja que se quieran otros bajo el sol
yo elijo un manto de hojas doradas

llámame en octubre
no queda tanto

en ese mes la siesta no es bien vista
y sin embargo
nada más hermoso que amarse
detrás de las ventanas
humedecida SIMBIOSIS
llámame,
octubre nos reclama.

Carmen VALLADOLID, "S..."

Nuria del Saz

Buscando amor

Quiero retener entre mis dedos
el algodón de tus primeros cabellos,
la tersura de tus mejillas derrochando infancia
y el rítmico contacto de tus labios
en torno a mi pecho.

Bebé, mi bebé.
Vientre con vientre, Diana,
piel con piel,
te siento cada noche,
cada noche,
cada hora,
cada despertar.
Y sueño mientras duermo
con tus labios y tu pequeña lengua
inundada de blanco.
Caricias diminutas
reafirmándome que estás aquí
con tus ojos grandes,
aún de color incierto,
que me miran
buscando amor.

Nuria DEL SAZ, "Buscando amor"

Sueños de madera...

Sueños de madera
como los de las marionetas
que tejen entre sus cuerdas
virtuas de papel y pesadillas de aluminio.

Sueños de cartón mojado
como las manos agrietadas del campesino
que llenas de durezas y callos
se sostienen clamando al cielo.

Sueños de agua clara
como los de los niños,
inocentes y puros
que hipnotizan cuerpos inofensivos.

Sueños de papel
como los versos revelados
que las musas nos susurran al oído
cuando intentamos conciliar el sueño.

Sueños de cristal
como los besos de los primerizos
que son frágiles y breves
porque el miedo a equivocarnos
nos hace ser más precavidos.

Sueños en blanco
cuando sabemos que soñamos
y no recordamos nada
tan sólo el sabor agridulce
de la amnesia momentánea.

Sueño que sueño contigo,
que envolvemos nuestros temores
y que sin pudor nos desnudamos
dispuestos a explorar
los misterios cotidianos de la noche.

Ana María SALDAÑA, "Sueños de madera..."

Hoy no ha salido el sol...

Hoy no ha salido el sol,
por eso te reservo
una estrella en el bolsillo.

Para que sonrías.

Y tu mañana nos sacuda
nuestras sábanas de invierno.

Lorena SALAS RUANO, "Hoy no ha salido el sol..."

Allá

Allá donde soñamos ir.
Allá donde queremos llegar.
Allá donde la ilusión no entiende de circunstancias,
donde la palabra hace eco en la distancia.

Allá donde se perdió la esperanza de vivir sin añoranzas.
Donde el miedo no tiene secretos,
y la confusión invade la mente.

Allá donde la libertad tiene un precio.
Donde sobrevivir es vivir,
donde la verdad no tiene complejos,
y la culpa no tiene dueño.

Allá donde la eternidad no existe,
sólo el momento,
el instante que pasa a ser recuerdo.

Virtudes REZA, "Allá"

Poética II

La poesía no es más que una forma de desnudar la realidad. Colocarse cada mañana unos anteojos especiales con los que escudriñar a nuestro alrededor; mirar por el visor de una cámara mágica para desvelar la cara oculta de las cosas, traspasar la piel de la tristeza y los tejidos de lo cotidiano y llegar al hueso de lo que nos rodea, del sentimiento, de la belleza, de lo insólito, lo mundano, lo injusto...

El ritmo, la concisión y humor son tres de las cualidades de mi cámara, una lámpara de rayos x que echo al bolso de cuando en cuando.

Eugenia PUERTAS HOLGADO.

Confesión agramatical

CONFESIÓN AGRAMATICAL
(A ser posible en voz baja)

Descreo
De los prefijos.

Rosario PÉREZ CABAÑA, "Confesión agramatical"

Amoreira

A Miguel Ángel

Pediste que parara el tiempo.
Y el tiempo quedó
varado en una ola.
Te quedaste por siempre
en aquella playa
donde nada malo
podía ocurrirte,
donde no quedarían los recuerdos,
donde sólo, la esperanza.

Inés María LUNA, "Amoreira"

Amor marítimo

Para Isidoro

En tus labios, puerto abrigado,
van a atracar mis besos y echarán
anclas enamoradas en tan cálido
fondeadero.

Esperanza LÓPEZ, "Amor marítimo"

Cuaderno de bitácora

No perder la cordura,
el norte de los sueños,
lo que sí existió
aunque ya es ido.
Dejar que la memoria
haga bien su trabajo.
Y que de vez en cuando
aneguen los recuerdos
los diques del olvido.

Alicia JURADO QUESADA, "Cuaderno de bitácora"